Manuel Pérez Lourido
Estilos musicales - Rap
Se puede llegar a pensar que el rap es un tipo con bermudas tapándose la boca como si tosiese mientras le da un telele al cantar. Pues así es, más o menos.
Para aclarar conceptos, distingamos primero entre hip-hop y rap. El primero es un movimiento artístico y cultural surgido en los barrios marginales de Nueva York, esencialmente habitados por latinos y afroamericanos. En USA la crema musical surge de Nueva Orleans y las rarezas de Nueva York. Una manía que tienen. La expresión musical característica del hip-hop es el rap, así como lo es el break dance en el baile o el graffiti y los murales en las artes visuales.
El rap lo arman un MC (master of ceremony) que es el tipo que rapea sobre una estructura musical de ritmo, básicamente. Puede ser sonido pregrabado o ejecutado in situ con uno o varios instrumentos.
Ahora vamos a contar una historial real, aunque con tintes surrealistas.
Corría el año 1979 y algunos teníamos la vida secuestrada por el BUP. Una radio escupió los versos de Rapper´s delight. Lo tradujeron "el gozo del rollista". O sea, rapero=rollista. Alguien se drogaba a escondidas. Pese a que Sugarhill Gang aupó su canción a las listas de éxito en todo el mundo, el rap no se afianzaría en el mercado musical hasta la década de los 90. Y años después escucharíamos la huella de esa canción dentro de otra que popularizaron en España "Las Ketchup". Sí, seres humanos, en el Aserejé se oye la primera estrofa de Rapper´s delight pasada por una turmix fabricada en Córdoba por Manuel Ruiz Queco: "I said a hip hop the hippie the hippie...". Claro que la canción yanqui era a su vez una revisión de un éxito de Chic, un grupo llenapistas setentero. En fin...
Tres negrazos de New Jersey en 1979 y cuatro hermanas cordobesas apellidadas Muñoz en 2002. Vinculados por el éxito musical y la presencia de fenómenos paranormales en la existencia cotidiana.
No hay mucho más que decir del rap. No nos vamos a poner a hablar aquí de tipos de vida poco recomendable entre los cuales Eminem sería el blanco de todas la miradas. Junto a los Beastie Boys, claro. El resto son el Olimpo negro del rap: Public Enemy, Snoop Dog, Jay Z; todos norteamericanos, claro. Pero en EEUU comenzaron a morirse raperos un día sí y otro también. Y a tiro limpio, como no podía ser menos (Yaki Kadafi, Tupac Shakur o 2Pac, Notorius B.I.G., Big L) o atropellados por las drogas (Old Dirty Bastard, Eazy-E). Y así no hay quien asiente un estilo.
Bueno, sí que vamos a decir algo más del rap: sus orígenes están en el funk y en el scat. Del funk ya hablaremos. El scat es un recurso vocal ligado al jazz que consiste en improvisar con palabras y sílabas sin sentido. Los detractores del rap tienen aquí munición de sobra.
El rap ha hecho la música más reivindicativa de los últimos quinquenios, hablando en términos de explotación comercial en regímenes capitalistas. Cuando los cantautores, deprimidos ante la caída del muro de Berlín y de tres o cuatro certezas más, se dedicaron a registrar su propio ombligo y a componer elegías a sus pelusas tras deshacerse de ellas; sólo el rap usó la poesía como un arma cargada de futuro, o lo que fuese. Destacó por su inmediatez y la sencillez de su armazón lírico: unos golpecitos en la pierna y a rimar proclamas callejeras. Lo puede hacer hasta la tonta del bote. Cuesta un poco tocar la guitarra eléctrica, pero marcarse un rap lo hace hasta un tartamudo, y un tartamudo lo hace mejor que nadie.
Terminamos con la típica recomendación. Dos discos grandiosos:
A Tribe Called Quest: The low end theory: 14 gemas envueltas en atmósfera de jazz y actitud hip-hop.
Public Enemy: It takes a nation of millions to take us back. Un disco magistral de un grupo de leyenda. 16 sopapos a las napias del sistema.