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La cuantía del salario no te hace menos trabajador. El asunto Casillas
Por si alguien no se ha enterado, Iker Casillas es un nuevo trabajador del FC Porto. Y lo es después de haber llegado a un acuerdo con su anterior empresa, el Real Madrid CF. En algunos momentos del día en las redes sociales parecía más fácil (y menos importante) resolver la crisis de la Unión Europea y/con/contra Grecia que el finiquito del cancerbero del Real Madrid CF. Finalmente, entre los murmullos e imprecaciones de buena parte del país, han resuelto el asunto.
Iker Casillas es un trabajador por cuenta ajena sujeto a convenio colectivo, con condiciones particulares en contrato negociadas con la empresa que mejoran ese convenio colectivo. En la situación actual, es previsible que su desempeño en la próxima temporada no llegase al 10% de los partidos oficiales, lo que, según las normas de la FIFA le permitiría rescindir unilateral y anticipadamente el contrato, dentro de los 15 días siguientes al último partido oficial de la temporada, perdiendo el club su derecho de indemnización.
El sr. Casillas es también una pieza en un engranaje. Sin equipo no puede jugar. No es un alto directivo, es un trabajador super especializado. Como trabajador por cuenta ajena con especiales capacidades, que lo hacen útil en la empresa y peligroso en la competencia, la mercantil le ha puesto un valor a su cláusula de no competencia, a través de un contrato de larga duración. Los deportistas son la excepción a la regla general del contrato indefinido y son contratados por temporada, habitualmente por más de una. En este caso, quiso tenerlo asegurado hasta la temporada 2016-17.
El razonamiento más extendido no dudaba en calificarlo de pesetero (“eurero” suena fatal, hay que reconocerlo). Algo así como que ganando 10 millones de euros, bien le puede perdonar al Real Madrid unos pocos, porque claro, el Real Madrid CF es una empresa con fines benéficos y en pleno proceso de austeridad, en reconversión, y le está dejando marcharse de modo generoso.
Lo cierto es que el Real Madrid CF renegoció hace apenas dos meses este contrato que ahora se rompe, y hemos de suponer que, como empresa, no habría negociado sino estuviera segura de obtener un beneficio. La culpa de lo que ahora parece mala cabeza no puede recaer solo sobre el trabajador, por disfrutar de un salario más que sustancioso, ofrecido por la mercantil. Salario parecido al de otros trabajadores de la empresa. Y que hubiera ganado igualmente por ir a entrenar durante los próximos dos años, sin jugar ningún partido. No sería el primer caso en ese equipo, y en otros.
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