Manuel Pérez Lourido
Regularización
Si eres ministro de Hacienda y te piden en el Congreso la lista de los defraudarores que se acogieron a la amnistía fiscal, a la que tú llamas "reguralización" (en confianza, por ser el ministro del ramo) puedes hacer dos cosas. Pero está clarísimo que sólo vas a hacer una: negarla. Eres consciente de que algunos te la piden porque saben que no la facilitarás: es aquella carrera de coches hasta el borde del abismo en la que ganaba James Dean. Montoro Dean se atusa las antenas y tras las gafas observa la función. Todo el Congreso, ujieres incluidos, se conoce el guión, y recitan su papel con desgana. Tanta, que Sánchez hasta dice "miembras", como cuando Benzemá la pifia ante el portero de puro tedio.
Si apareciesen esos nombres se armaría una buena. La gorda, probablemente. Hay quien piensa que la debacle sería tal que no iría a votar ni el 20% de la población. El descrédito se repartiría entre los átomos de oxígeno y la política sería irrespirable.
Como gato panza arriba ("o gato que papou ao Rato"), el partido del gobierno nos invita a refrescar la memoria: Zapatero puso en marcha dos de estas amnistías y fueron gratis total. O sea, no cotizaron por lo regulado, como ahora, que se ha hecho al 10 %. Bueno, el 10% de los intereses generados, no del total. Se trataba de batir al PSOE, no de hacer el parvo. Aún así, el PP tiene un 10% más de razones para justificar su amnistía que sus colegas del PSOE. Mil y pico millones de euros sumó lo recaudado.
Si no hubiese existido Zapatero, el PP tendría que inventárselo restrospectivamente. Es la mayor fuente de excusa que han dado los manantiales de la oposición en veinte años (por poner una cifra al tuntún).
Otra cosa que hacen mucho los capitostes del PP es sacar a pasear, con la correa del Supremo atada al pescuezo, a Chaves y a Griñán. Se los echaron encima a Susana Díaz cuando las andaluzas, y se le comieron cien mil votos, pero salió sin un rasguño en el número de escaños.
Volviendo al tema Montoro Dean: espero que nunca jamás se atrevan a sacar eso de que "Hacienda somos todos". Parafraseando a Orwell: "unos somos más Hacienda que otros", o sea que se guarden la frasecita.
En cuanto al tema de la revelación de los delincuentes fiscales: si no existe obligación legal de hacerlo, ¿por qué van a hacerlo, cuando se saltan aquello a lo que la ley les obliga?. En las cuentas de su propia financiación estoy pensando. Lo cierto es que son tantos los escándalos y tantos los involucrados que uno pierde la cuenta. Hay que tomar pastillas DeMemory para poder estar al día. De modo que mejor no saber más.
Además, tampoco hemos sabido nunca los nombres de los 40 ladrones que acompañaban a Alí-Babá. Aunque sospechamos de qué partidos procedían.