Antonio Berengua
La encrucijada electoral
La concepción de los delitos de sangre o contra el patrimonio tiene un arraigo de reprochables y nefastos en la colectividad que se pierde en la noche de los tiempos y se conserva en el presente porque la muerte y el despojo hieren los sentidos, y, por demás, se cultiva con las películas y noticias de modo especial porque el suceso se presta a ello y se vive en el pueblo con intensidad, y, desde luego, hay un interés político de que sea así de modo que el ciudadano crea que estos son los verdaderos delitos y no piensen que hay otros de más calado para la vida de un pueblo como las diversas formas de corrupción, que, por desgracia, tenían la traducción de ser una muestra de "habilidades" que podían conducir al calificativo de sinvergüenza pero no a la cárcel y se explica porque semejantes cosas quedaban en los Consejos de Administración, en el producto elaborado de una gran obra pública o privada con aportación pública y en el bolsillo de la persona de confianza que actuaba de intermediario y era el que sabía de todo y con el que había que hablar para las "licencias" y "permisos", entre otros muchos ejemplos, y permanecían sellados por el silencio de modo que lo excepcional eran los juicios, cosa que se explica porque, por ejemplo, el cohecho es bilateral de suerte que el que entrega dinero y quien lo recibe son igualmente castigados de manera que el que soborna calla le salga como le salga el negocio.
En relación con la percepción del delito también pesa la distinta valoración respecto de la corrupción porque es frecuente el dicho de "entran por una puerta y salen por la otra" en referencia a los que cometen delitos menores de hurto o robo, entre otros, y que ciertamente son muy molestos para la convivencia, pero, con respecto a los delitos de corrupción no se dice categóricamente lo mismo y más bien se traduce en distinciones de imputación y momento procesal, como persona citada o con auto de apertura, cosa que jamás se escuchó con los otros delitos mencionados, no obstante, el pueblo se dio cuenta de la enorme carga que se le echó encima por una crisis económica que le vino dada y por unos recortes consiguientes que ponían en peligro su subsistencia, y, lo que es peor, tenía que pagar por otras personas físicas o jurídicas que como voraces delincuentes distrajeron o se apropiaron el dinero que era de los ciudadanos valiéndose de todas las argucias delictivas, de manera que el sentimiento de indignación no se hizo esperar y pasó al día a día de la calle. Desde el punto de vista jurídico me parece un contrasentido hacer proclamación de los derechos fundamentales con una redacción técnica y clara de La Constitución e incorporar a la misma el candado del artículo 135 que consagra los recortes.
Ahora tocan las sucesivas convocatorias electorales y de aquí la encrucijada electoral, pues aparece en escena el partido Podemos que deshace las "quinielas" pues Pablo Iglesias acude a los foros alentado por el 31 de Enero de 2015 y por las anteriores elecciones europeas y transmite todas y cada una de la quejas de la calle como una cuestión de método pues "Podemos ha hecho lo que tenía que hacer, ser la palanca del cambio político", página 67 del libro Conversación con Pablo Iglesias, y se muestra como una persona de gran preparación, que se observa en las entrevistas tanto por sus respuestas como por un dominio del gesto y de la voz que no altera y hasta en su cambio de camisa blanca por la encarnada que pienso no es casualidad, de modo que crea el ambiente para reconducir a quienes le escuchan a la síntesis de que parte. Desde luego, este partido no se debilita con las críticas a Monedero porque carecen de entidad jurídica para hablar de delito y conducen a un tornillo sin fin innecesario, creo que es partido comunista- admitiendo que puedo equivocarme- pues la respuesta de la página 78 del libro referido enlaza, con la llamada al "sentido común" con el manifiesto marxista de 1848, y cabe señalar que, al respecto, también existe abundante literatura por parte de autores cristianos de la comparación del mensaje con El Sermón de La Montaña.
Con todo, pienso que no se puede establecer una identidad entre indignación y voto de manera que puede haber indignación y no ir el voto a este partido e incluso puede resultar algo distinto de lo esperado, como ocurrió con otros partidos y pude observar directamente como miembro de la Junta Electoral en casi todas las elecciones celebradas a lo largo de los últimos años y que me permite tener una modesta opinión sobre las vicisitudes electorales, en ocasiones difíciles, en las que el recuento en principio favorecedor dejaba de serlo poco después. En todo caso son los ciudadanos quienes van a decidirlo.
No puedo evitar la preocupación de la encrucijada, pues deseo que los partidos más votados sean la base del arco parlamentario por la potísima razón de que cabe siempre la discusión de las propuestas normativas, pues, es claro que un único partido de facto es dictadura como tantas veces nos decía el profesor Lucas Verdú, maestro de derecho político, hace ya muchos años y que asumo plenamente, y confío en la recuperación de los grandes partidos pues no hay que confundir a los corruptos con la gran cantidad de personas honradas, y, desde luego así se desprende de la muy técnica exposición del presidente Rajoy en lo que concierne al partido popular y asimismo de la contestación de Pedro Sánchez, secretario general del partido socialista, si bien hay que reconocer que era opositor dando los temas por primera vez, y además se enfrentaba con un parlamentario con mucho oficio, pero, creo que apunta maneras de líder y lo que realmente me preocupa es la estabilidad institucional y voto por su logro, pero como dije antes son las urnas las que tienen la palabra.