Alba Piñeiro
Chao 14
Habiendo llegado al final de este 2014, todos hacemos individualmente una suerte de revisión acerca de qué objetivos hemos cumplido y cuáles no. A nivel colectivo, ese mismo repaso suele caer en subjetividades: para muchos ya estamos remontando, para otros las cosas siguen estando mal Cada quien cuenta la feria como en ella le habrá ido y desde esa perspectiva la razón no es en exclusiva de nadie.
Si bien es cierto que aún existe demasiada gente desanimada porque su situación precaria prolongada en el tiempo no se da resuelto, también lo es que desde diciembre del 2013 hasta aquí hemos experimentado una mejoría de la coyuntura general, hay un poco más de esperanza. Saliendo a dar un paseo por Pontevedra en unas fechas como estas, ves que en ella te encuentras con un mayor número de personas tanto en las tiendas, como en la propia calle y hace dos años estaban más vacías. Animarse a emprender es menos inusual y ya es más difícil ver cerrar un negocio recién abierto. Aunque no es lícito todavía aseverar que la crisis se terminó, sí podría serlo decir que comenzamos a remontar.
Hace un par de años, en el punto más negro de la recesión (que no olvidemos, no se dio solo en España o Europa) los expertos vaticinaban algo: que al acabarla, nada íbamos a aprender o a cambiar respecto de antes de empezarla. Que una vez que alcanzásemos el nivel de vida anterior a la etapa oscura, los mismos malos hábitos que la han provocado van a volver a ponerse en práctica.
La Historia está escrita para no repetirla. Sería una lástima que todo este tiempo no haya servido para cambiar las cosas, que la falta de luz no diera pie a una etapa transformadora en la que se hayan dejado de permitir las acciones (corrupción, picaresca, falta de responsabilidad o de compromiso, individualismo irracional...) que condujeron a que las circunstancias se volviesen desfavorables. Deberíamos aprovechar para analizar cómo ha ido desarrollándose todo y determinar claramente qué no queremos que se repita.
Recordemos, algunos tiempos pasados serían en algo preferibles, pero son eso, pasados. No toca estar como antes de la crisis para poder decir que nos va bien, sería demasiado simplista. Tenemos que demostrar que hemos querido evolucionar y que lo hemos hecho. La recesión ha debido hacernos madurar, por lo que siendo mejores de lo que fuimos, entre todos podríamos construir un contexto todavía más adecuado que el más bueno que habremos tenido.
¡Feliz 2015!