Manuel Pérez Lourido
Probemos
Cuando las barbas de tu correligionario veas tras las rejas, ponte a criticar a Podemos. Este es el santo y seña de los llamados partidos de la casta. Y la casta contraataca pensando en algún epíteto contundente y auténtico con el que retratar al partido que los amenaza. Lo que se le ocurre es "populistas". Suena "Paquito el Chocolatero" para celebrar el hallazgo. Si lo más feo que se te ocurre para denigrar a tu adversario es eso, date por j...
Vamos haber. Ya sé que no se escribe así, pero es que entran ganas. Si tú te llamas Partido "Popular" ¿qué rayos haces calificando de populista a otros?. Si tú te llamas PSOE y no sabes qué rayos significa la S (socialista o socialdemócrata o solitario) y la O ya ni te cuento... si te pasas la vida con un pie avanzando y el culo hacia atrás, por miedo a perder votos, ¿qué rayos dices de populista?.
Estos dos le llaman populista a Podemos porque dice cosas que a la gente le gusta que digan los políticos. El día, esperemos que se retrase, que Podemos tenga los pies en el fango como los demás, será otra cosa. Pero de momento están poniendo los puntos sobre las íes y eso a la población como que le pone. Ponemos se podían llamar.
Si tener un discurso que conecta con los deseos de los votantes es populista entonces que nos gobiernen los populistas, y que cumplan todos los puntos de sus populistas programas. A lo mejor lo que ocurre es eso, que de tanto despegar de la realidad, los gerifaltes del bipartidismo no sólo no percibían el tufo a corrupto que les rodeaba sino que atender a las necesidades del pueblo les parecía muy "populista" y ellos no estaban para esas cosas.
Sinceramente, sean Podemos, Berreemos o Santa Isolina y sus mariachis: lo que uno está deseando ver es un golpetazo en los morros de estos facinerosos que nos han estado chuleando todo este rato, enriqueciéndose a costa del erario público o tolerando a quienes lo hacían. Un golpe de democracia en el plexo solar que les deje sin aire y les obligue a replantearse las cosas.
La sensación de hartazgo que se renueva casi a diario le está ganando la partida a la resignación que hemos arrastrado, ese "es lo que hay" con que digeríamos la basura que nos facturaban como comida.
Ahora parece que existe alguna alternativa, imperfecta seguro, pero ofrecida por una generación diferente, que quiere dejar atrás los modos y maneras viciados de una época que se cerró con una transición en la que no participaron.
Y la gente va a acabar diciendo: "Probemos".