Noel Queipo
Boyhood, un trozo de vida
Todas las películas son trocitos de vidas. Vidas de personajes ciertos o inventados, que pueden ser más o menos interesantes, con más o menos realismo y que normalmente sacan provecho de situaciones determinadas. Boyhood es una película que lleva este aspecto al máximo extremo: es un trozo de vida, la de un niño a lo largo de más de 10 años.
No es una historia real, es ficción, es "película" pero lo que narra es una verdad, una historia universal: el crecer (pasar de la infancia a la juventud), crecer por dentro y por fuera. ¿Y qué mejor forma de representar el crecimiento externo que coger a un niño y grabar la película a lo largo de 12 años? Desde luego es una apuesta única y que funciona perfectamente. Por supuesto, todos los personajes cambian a lo largo de los años pero es el pequeño Mason el que más representa el paso del tiempo, el crecimiento y la evolución del ser humano desde "cachorro" a adulto.
Y si esta foto muestra la evolución externa, la película funciona a modo de álbum "video gráfico" que muestra la evolución interna. Pequeñas píldoras que como radiografías nos muestran los cambios en la vida de un niño, desde la inocencia, desde que deja de creer en la magia para encontrarse de golpe con la realidad. Los problemas familiares, los amigos, los adioses, el primer amor, el primer desamor La influencia de lo que vive y lo que rodea a un niño en su forma de ser, y a la vez la esencia que se mantiene a pesar de todas las influencias. La búsqueda de su sitio en el mundo, la decisión de qué quiere hacer, qué quiere ser; pasar de la diversión del juego constante y la despreocupación absoluta al tener que buscarle un sentido a la vida, a luchar por un futuro y a saber vivir en un presente.
"¿Sabes eso de que hay que aprovechar el momento? A veces creo que es el momento el que se aprovecha de nosotros." (Frase de la película).
Richard Linklater (director y guionista) tiene muy claro lo que quiere contar y desde luego que utiliza sus mejores armas para hacerlo, con una gran idea (y cargado de paciencia) rueda una película que llega al público con absoluta sencillez y sinceridad. Convierte a un niño en el héroe, su viaje o su aventura es "el hacerse mayor", su búsqueda la lucha por encontrar su sitio, su enemigo son sus miedos y sus dudas Y poco a poco transforma cada elemento de un proceso natural que todos hemos vivido, para construir una historia única pero a la vez tan universal.
El director consigue plasmar perfectamente esa época en la que todo cambia y nada lo hace, dónde se altera la perspectiva de uno para poder ver la realidad de un mundo que parecía de color rosa pero que posee una gran gama de tonalidades. Y lo hace de forma sutil, discreta, a veces quizás un poco cruel pero siempre dando en el clavo. Una película diferente, que quizás se hace un poco larga (son excesivos los 163 minutos de duración) pero que, sin duda, merece la pena ver para disfrutar, recordar y revivir, a través del protagonista, una época que ha marcado un antes y un después en cada persona.