Antonio Berengua
Reunión de antiguos alumnos y alumnas del Instituto de Pontevedra
Reunión de antiguos alumnos y alumnas del Instituto de Pontevedra que se unen a los méritos de Don José Filgueira Valverde.
Como ocurre desde hace años la promoción de 1955-1961 del Instituto de Pontevedra, histórico, se reúne y vive las múltiples anécdotas de los tiempos de alumnado y ya las de hijos y nietos, pero por encima de todo, tanto para las alumnas como para los alumnos, está el comentario escolar, que es un repaso a las vivencias y a las novedades, a veces ingratas del paso del tiempo, Angel Vila, Casiano, Tito Ruano, Maruchi y Aneiros, que, a buen seguro, desde donde estén, celebrarán con todos nosotros la xuntanza.
Este año, el principal tema de conversación fue la distinción académica de Don José Filgueira Valverde, nuestro director y maestro, "Don José", que fue persona muy próxima a nuestras vidas porque había organizado un centro de enseñanza pionero en todo desde el estudio a la gimnasia pasando por múltiples actividades extraescolares.
En nuestra imaginación y a modo de caricatura está en la memoria la figura del maestro con un "carterón" de libros en la mano y bajo el brazo dos fajos de escritos y en la otra mano un paraguas, y, si no hacía falta, más legajos, caminando a zancadas con un paso que difícilmente se alcanzaba, y con el semblante de quien iba a hacer lo que apasionadamente le gustaba, salvo que tuviera que ponerse "serio" al descubrir las guerras de cada época, las piñas, los fuelles de yeso, las pistolas de agua, los sputknis y el tutel, artificio este último como cerbatana, pero menos, y se entrecomilla serio porque no podía hacer otra cosa.
No se olvida que en las reuniones para preparar alguna actividad, Don José en el bar del Instituto, te servía el café y charlaba como uno más mientras se esperaba que el magnetofón, que al parecer solo obedecía al director del coro, quisiera grabar, es así como se pasaba un rato agradable "entre alumnos", también se recuerda asar castañas en el Vergel y comentar de todos los temas estudiantiles y del deporte con datos de marcas y de quienes eran los mejores en balonmano y futbol, saltos, jabalina, carreras etc etc, Don José estaba feliz, estas cosas le llenaban y como buen pedagogo se ponía a nuestra altura hasta en la discusión. En este punto merece la pena recordar el entusiasmo en Campolongo por los partidos de futbol, precisamente, como anécdota, en uno de ellos Don José se fijó en un alumno y dijo que se apuntara para correr por la velocidad con que corría hasta que se le comentó que era porque los de los jesuitas iban persiguiéndole, porque no se le había ocurrido otra cosa que coger el balón a su gusto con las manos para que no marcaran, en fin, Don José no pudo reñir y era claro que tuvo que contener la risa ante la advertencia del cura responsable de los contrarios.
Era impresionante ver como organizaba una sala de pintura en el Museo antes de la exposición, pues en breves minutos ponía el cuadro en cada sitio, justo donde se contemplaba mejor y asimismo cómo explicaba los retablos de nuestras Iglesias y su clasificación histórica y es que, sin duda, podemos decir que Don José era un enciclopedista sin ánimo de enmarcarle y que los libros eran lo suyo. Precisamente el legado cultural de sus obras son un claro ejemplo de su trabajo especialmente en la Edad Media y la lírica, y es por eso que se trata de una persona orgullo para todos y especialmente para los pontevedreses.
Es así que acordamos en la xuntanza hacer un homenaje a Don José y con las felicitaciones a su familia, este año Pili no vino, se le puso falta. Somos los mayores que, sin duda, conlleva un ascendiente generacional y desde luego con mucha audiencia y votos y deseamos que la distinción se celebre por todo lo alto, por la potísima razón de que Don José se lo merece.