Manuel Pérez Lourido
Me cago en todo lo que se menea
Leo, abraiado, que el TSXG acaba de pasar las tijeras por el llamado Decreto de Plurilingüismo, una herramienta normativa que ha reducido la presencia del idioma gallego en las aulas de Galicia.
(Ahora plantaría aquí una reproducción de Saturno devorando a su hijo, hermosa metáfora de la Xunta de Galicia papándose el futuro del idioma de la tierra que administra).
Se me ocurre entonces escribir un texto en defensa del gallego, ese niño bajito, torpe y gafotas con el que nadie quiere jugar. Para ello, contemplo la posibilidad de agrupar en un par de líneas los cuatro o cinco argumentos principales de que dispongo y terminar diciendo: "me cago en todo lo que se menea", que es una frase que aprendí viendo la televisión, que es donde se aprenden este tipo de frases.
Desecho tal opción porque al gallego no se le puede defender argumentando: la gente a la que hay que acercarlo no entiende mucho de razonamientos. Lo suyo es algo más bien visceral y en ese ámbito es donde entraría bien lo de "me cago en todo lo que se menea" (con lo que tal vez sí haría bien en rescatarlo, mira tú). También me decanto por no predisponer a nadie en contra de lo que escriba y por ello, sabia y certeramente, elijo el idioma castellano como vehículo. Y también porque soy un poco retorcido, la verdad.
Finalmente, decido apelar a la legalidad vigente y, así, puedo atreverme y me atrevo a copiar aquí el artículo 5 del título preliminar de nuestro Estatuto de Autonomía:
ARTIGO 5
1. A lingua propia de Galicia é o galego.
2. Os idiomas galego e castelán son oficiais en Galicia e todos teñen o dereito de os coñecer e de os usar.
3. Os poderes públicos de Galicia garantirán o uso normal e oficial dos dous idiomas e disporán os medios necesarios para facilitar o seu coñecemento potenciaráno emprego do galego en tódolos planos da vida pública, cultural e informativa, e disporán os medios necesarios para o
seu coñecemento.
4. Ninguén poderá ser discriminado por causa da lingua.
No existe evidencia alguna de que los redactores del punto 1, así como los representantes políticos que luego aprobaron el estatuto, estuviesen bajo los efectos de narcótico alguno en el momento de llevar a cabo la redacción y la aprobación del mismo. Por tanto, se siente, habrá que darlo por bueno.
Al punto 2, o mejor dicho a lo que dice del castellano, se aferran las personas ante quienes hay que defender el gallego, y lo hacen con tal pertinaz prejuicio que todavía se pueden ver restos de uñas allí clavados.
El ejercicio del punto 3, para que no quedase en meras palabras escritas en un papel, por parte del gobierno bipartito, levantó ronchas de dimensiones tales entre los miembros y miembras del colectivo Galicia Bilingüe que estas llegaron a explotar, las ronchas, no las personas, llegando el pus hasta la opinión pública y alcanzando y enturbiando la visión del principal partido de la oposición en aquel entonces. Cuando ese partido cogió las riendas (sugerente esta imagen hípica) del país, lo primero que hizo, cegado y cegato todavía, fue encargarse de que, en la práctica, resultase como si este punto 3 se refiriese al idioma castellano. Vuelvan a leer y comprueben a qué idioma se refiere, s'il vous plaît.
En cuanto al punto 4, la gente de bien bien sabe cual ha sido en nuestra Galicia el idioma discriminado por antonomasia, igual que los niños bajitos, torpes y gafotas con los que nadie quiere jugar.
Ah, que se me olvidaba: mecago en todo lo que se menea.
NOTA: Si les resulta insuficiente, inconveniente o desagrable esta argumentación, prueben con la reflexión de Francisco Freire en este mismo medio. (Y si no es así, prueben igual).
28.11.2012