Rodrigo Cota
La victoria del ausente
La veda la abrió Mariano Rajoy cuando restó importancia a una manifestación alegando que por muy numerosos que fueran los asistentes eran muchos más los que no habían ido. Quedaba así inaugurado el Principio del Ausente Victorioso.
Siguiendo ese mismo principio, circula desde la noche del pasado domingo una teoría revolucionaria de la hostia según la cual el PP carece de legitimidad para gobernar en Galicia. El asunto se apoya en cifras que no discuto por la sencilla razón de que no las he comprobado y que vienen diciendo más o menos lo siguiente:
Sumando a la abstención los votos nulos, los votos en blanco y los recibidos por la candidatura EB (Escaños en Blanco), obtenemos un 60% sobre el total del censo electoral. Es gente que no ha votado al PP (ni a ningún otro, dicho sea de paso).
Según esos mismos cálculos, el PP solamente ha obtenido en números redondos el 28% de los votos de todos los gallegos que tenían derecho a votar (al PP o a cualquier otro) y que no lo hicieron. Así se extrae rápidamente la conclusión de que el PP no ha obtenido de los gallegos el mandato para gobernar, ya que el número de personas que se han abstenido o han emitido un voto blanco o nulo supera con creces al de electores que han optado por el PP, lo que convierte su victoria en ilegítima.
La teoría viene a ser exactamente igual de absurda que la que propone Rajoy cuando sostiene que el éxito de una manifestación ha de medirse por el porcentaje de gente que no ha acudido. Contar a los que no han votado para restar legitimidad a un ganador es como contar a los que no se han manifestado para negar la potencia de una protesta.
Los que no han votado están ejerciendo un derecho muy legítimo a no elegir a nadie. En todo caso, tendríamos que saber por qué no han votado antes de contabilizarlos como votos anti-PP. Puede que algunos reconocieran no sentirse representados por ninguna opción, pero quizás nos encontraríamos a otros cuantos que simplemente no han votado porque tenían el carnet caducado, porque no les apetecía, porque se olvidaron, porque tenían un cordero en el horno, porque hacía bueno, porque tenían un examen al día siguiente, porque el líder de su secta se lo impide, porque no, porque sí. ¿Qué más da? No han votado y tenían todo el derecho del mundo a hacerlo. Saben que su opción es ésa y que su no-voto no da ni resta legitimidad. Parece que lo de menos es que el PP haya obtenido más del 45% de los que sí han votado, y esa realidad no depende de que nos guste más o menos. A mí, por ejemplo, no me gusta, pero si algún día he de echarme al monte no será por negar una victoria electoral legítima. Yo no soy Franco.
A este paso acabaremos reconociendo la victoria de un equipo de fútbol que no se presente a jugar. "No hemos jugado, pero podíamos haberlo hecho y meterles un 8-0. Trae pacá la copa".
25.10.2012