Rodrigo Cota
El mérito de una gallina
No veo yo el porqué de tanto escándalo con el tema de la indemnizaciones que cobraron los exdirectivos de Novacaixagalicia, Nova Galicia Bank o como se llame ahora el bicho, si es que sigue teniendo un nombre.
Recientemente declaró ante el juez un tal Francisco Javier García de Paredes, quien fuera director general adjunto. Desconozco qué es eso de director general adjunto, y sólo por tener ese cargo absurdo y contradictorio se merece dos millones por lo menos. En mis tiempos un director general no era al mismo tiempo adjunto: se era una cosa o no se era.
Pues dice el tío que aún hizo un favor al banco cobrando de golpe los más de cinco millones que se llevó, ya que si lo hubiera recibido poco a poco los intereses supondrían otro millón más. ¿Es que no somos capaces de vislumbrar la grandeza de este hombre?
Vamos por partes: lo que hicieron García de Paredes, Julio Fernández Gayoso y sus colegas no puede hacerlo cualquiera. Arruinar un banco sí, eso sabe hacerlo cualquiera. Yo mismo, pongo por caso. A mí me ponen a dirigir un banco y soy capaz de hundirlo en un plazo razonable de tiempo. Eso no merece mayor indemnización. Cualquier ciudadano elegido al azar sabría arruinar un banco. Y no hace falta ni ser un ciudadano: una gallina, por ejemplo. Usted pone a una gallina a dirigir un banco y le juro por Dios que el banco se va al carajo. Y mientras tanto, al menos la gallina puede poner dos docenas de huevos, cosa que no supo hacer García de Paredes.
Pero hay otras cosas: para empezar, largarse con una indemnización millonaria por hacer mal el trabajo de una gallina ya empieza a tener mérito. Eso no sería capaz de hacerlo la gallina. Arruinar el banco sí, y hasta poniendo huevos, pero forrarse por el camino ya es más jodido. O lo de las preferentes. Poner en marcha un sistema para estafar a decenas de miles de pequeños y medianos ahorradores, eso ya empieza a merecer un premio. Que la cosa funcione como ha funcionado es una maravilla de ingeniería financiera y además de una simpleza bestial. Prometer incentivos a los directores de toda una red de oficinas para vender un producto estrella que es una mierda para captar fondos; que los propios directores se crean que es un producto grandioso, como ha sido en muchos casos; que los clientes firmen legalizando la estafa, eso ya no es para darles sólo una indemnización. Eso es para ponerles además una estatua en la plaza de su pueblo.