¡Campeones! El Pontevedra hace valer la renta y conquista su segunda Copa Federación ante Ontinyent (0-0)
Por Ramiro Espiño & Mónica Patxot
Once años después, la única Copa Federación que hasta ahora lucía en las vitrinas del Pontevedra tiene compañera. Si entonces, un 18 de abril, los granates superaban en el ya mítico Luis Sitjar al Mallorca B, al que ganaron en Pasarón (4-1) para ceder por la mínima (1-0) y recibir el trofeo en campo mallorquín de manos del entonces presidente de la RFEF Ángel María Villar, en este caso hubo que sufrir incluso más ante un tosco pero peleón Ontinyent, haciendo valer el resultado conseguido en campo levantino, con el gol de Álex González, que vale un título oficial y un importante premio en metálico.
El empate sin goles que se produjo en Pasarón fue justo y refleja la igualdad de un partido intenso, disputado y emocionante por lo incierto del resultado, en el que el Pontevedra puso el poco fútbol que se vio, en la primera parte, para defenderse en la segunda de los "arreones" de un Ontinyent que apenas tuvo un par de buenas ocasiones para hacer gol.
Con un ejercicio de voluntad y ganas, los granates se proclaman justos campeones, siendo mejores en el cómputo de la eliminatoria final en ambos partidos.
Fiel a lo que había dicho en la previa, Luismi volvió a apostar por los menos habituales como titulares para disputar el título, tanto que repitió sin un sólo cambio el mismo once inicial que había vencido en el partido de ida en El Clariano. El Ontinyent, por su parte, también "tiró" de su segunda unidad, aunque en esta ocasión su técnico Vicente Parras mantuvo una mayor presencia de habituales en su equipo
La puesta en escena del Pontevedra fue excelente, arrinconando a los levantinos y generando dos buenas ocasiones en apenas siete minutos. Iván Martín, con un gran disparo desde el borde del área y Prosi, en el lanzamiento de una falta, exigieron lo mejor de Satoca, que tuvo que emplearse a fondo para mandar el balón a corner en ambas ocasiones, con intervenciones de mucho mérito.
El dominio granate era casi total, sin que el Ontinyent encontrase la forma de acercarse siquiera a las inmediaciones del área de Anxo. Mediado el período inicial, los de Luismi parecieron tomarse un respiro. Ni siquiera así lograron los visitantes inquietar, pero sí dejar en evidencia sus dificultades en la construcción de juego.
Superada la media hora el Pontevedra recuperó la posesión, defendiendo con balón y combinando con criterio, aunque escasa profundidad. Así se llegó al descanso, con poco ruido, menos nueces y la sensación de que el Pontevedra tenía el partido merecidamente controlado, siendo superior en casi todas las facetas del juego.
Pero los comienzos del segundo tiempo ofrecieron un panorama diferente. El Ontinyent apostó por un fútbol directo, buscando la segunda jugada amparado en su superioridad física, y más con la entrada en el campo de Leonardo, para aprovechar su evidente ventaja de centímetros en las acciones por alto. Los granates aceptaron la apuesta, con lo que perdieron lo que les había dado el control hasta ese instante.
Precisamente en un remate de cabeza de Leonardo, a centro de Bauti, tuvo el cuadro levantino su primera ocasión clara. El remate se marchó desviado, pero dejando el susto en la grada.
La acción pareció despertar del letargo al Pontevedra, que tuvo la ocasión de sentenciar la final en un balón muerto en el área, que Prosi no acertó a rematar. No lo hizo y el partido se convirtió en un peligroso "ida y vuelta", sin control de nadie. En una de esas Anxo estuvo providencial tapando un mano a mano con Soler, que disparó el pecho del portero granate.
Hasta el final no hubo respiro. Ontinyent no creó peligro, pero un gol forzaba la prórroga. Los alicantinos endurecieron el partido a medida que pasaban los minutos y no lograban el gol, pero el Pontevedra no le volvió la cara. Los granates estaban en casa y no se arrugaron, respondiendo con el mismo nivel de dureza. Lo hizo Jesús Barbeito en el descuento, en una durísima entrada que le costó la amarilla, pero provocó la expulsión de Russo, que optó por tomarse la justicia por su mano, agrediendo al juvenil granate.
Sin ideas, con un fútbol rudimentario, Ontinyent se empeñó en colgar balones y el Pontevedra en dormir el partido buscando en la banda a Álex González para conservar el cuero. Los granates, apoyados por su público, aguantaron sin mayores agobios, para terminar llevándose a sus vitrinas la segunda Copa Federación de su historia, y con ella los 90.000 euros de premio añadido. No viene nada mal una alegría en un año tan complicado como éste. Ahora toca volver a mirar a la Liga y mantener la dinámica para conseguir la permanencia.
PONTEVEDRA CF (0): Anxo; Pacheco, David Castro (Josiño, minuto 72), Goldar, Jesús Barbeito, Prosi (Kevin Presa, minuto 64), Marcos Álvarez, Berrocal, Iván Martín, Jorge y Pibe (Álex González, minuto 67).
ONTINYENT CF (0): Satoca; Bauti (Verdú, minuto 75), Fran Perujo, Russo, Carrasco, Anaba (Leonardo, minuto 53), Fran Machado, Juanan, Raúl González, Andreu (Soler, minuto 63) y Tito Malagón.
Árbitro: Éder Mallo Fernández (Castilla-León), auxiliado en las bandas por Javier López Candanedo y Juan Carrera Fernández, con Rubén Álvarez Pérez como cuarto árbitro. Expulsó con roja directa al jugador del Ontinyent, Russo, por agresión sobre Jesús Barbeito (minuto 91). Amonestó a Berrocal, Jesús Barbeito y Álex González, en el Pontevedra, y a Bauti, Fran Machado, Carrasco y Verdú, en el Ontinyent.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón. Partido de vuelta de la final de la Copa Real Federación Española de Fútbol. Unos 2.500 espectadores. El presidente de la Comisión Gestora de la RFEF, Marcelino Maté, hizo entrega al capitán del Pontevedra, Edu Sousa, del trofeo de campeón.
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